Hace unos días, al ir a lavar mi vieja bici, tuve un pequeño percance: lo que aparentaba ser un bote de desengrasante normal resultó ser una disolución de
sosa cáustica...
El resultado fue una completa limpieza de todos los restos de grasas y aceite pero también el secundario y no buscado efecto de eliminar el esmalte o barniz de las piezas de aluminio pero sin afectar a las de acero. Este proceso es utilizado en algunas ocasiones para eliminar el
anodizado del aluminio de una manera sencilla pero que conviene hacer con mucho cuidado.
Los componentes son de un grupo Shimano STX-RC de principios de los años noventa y que se caracterizaban por un color parecido a lo que sería un cromado ahumado... difícil de explicar sin verlo.
Como el aspecto de los componentes era muy feo, totalmente mate, sin brillo, con manchas me decidí a hacer una prueba con un limpiador de metales de lo que venden en el supermercado bajo varios nombres comerciales. Normalmente vienen un unos botes metálicos con un algodón impregnado en líquido que es un pulimento suave.
El procedimiento es muy fácil: ponerse unos guantes si no queréis acabar con las manos completamente manchadas y con el olor del pulimente, frotar las zonas a tratar repetidamente mientras el algodón se van manchando. Cuando el algodón esté muy manchado, dejamos secar el líquido y retiramos con un papel o bien con un paño suave hasta que deje de salir sucio.
Visto el resultado, el tiempo empleado y el coste de los productos me parece un resultado fantástico. De haber sabido que quedaba tan bien, hubiera optado por desmontar los componentes y hacerlo con más calma.
Unas fotos para que veáis el antes y el después:
Bielas antes
Bielas después